La industria de la aviación y el transporte aéreo trabajan, como muchas otras, para que el desarrollo de su negocio sea compatible con los valores de conciencia y sostenibilidad medioambiental.

En una época donde estos valores se han transformado en verdaderos pilares, vitales para mantener sus niveles de calidad y prestigio y objeto de juicio para clientes a la hora de elegir sus vuelos, las aerolíneas trabajan en direcciones múltiples para conseguir los objetivos marcados en muchas facetas de su actividad.

Aunque la sustitución de los combustibles fósiles como fuente de energía para los aviones comerciales todavía está muy lejos, a más pequeña escala se están consiguiendo avances por parte de los grandes fabricantes del sector que ayudan en el desarrollo de las tecnologías necesarias para crear aviones que no dependan del queroseno para operar.

Por otra parte, los aviones equipados con motores de nueva generación, empleando nuevos materiales y una aerodinámica mejorada como el Boeing 787 Dreamliner de Air Europa, reducen el consumo en un 20% con respecto a los de los aviones que sustituyen, que a su vez presentaban una reducción similar hacia los anteriores.

Con todo ello conseguimos aviones que consumen cerca dela mitad de combustible de los que surcaban los cielos a principios de los años noventa.

Sin embargo, las aerolíneas son mucho más que aviones y los esfuerzos en sostenibilidad en todas sus demás actividades en ocasiones pasan desapercibidas. Desde el uso y mantenimiento de todos los vehículos que asisten a las aeronaves en el aeropuerto hasta los productos químicos y desechos generados la limpieza de los aviones, pasando por la energía eléctrica y papel necesario para todas las gestiones relacionadas con la aviación, todos son campos válidos para innovar, experimentar y lograr una actividad sostenible.

Los pasajeros tenemos una importancia fundamental en este escenario de cambio para las líneas aéreas. Nuestro interés cada vez mayor en las empresas y entidades que se toman la sostenibilidad muy en serio puede verse reflejado en la elección de compañía aérea para nuestros vuelos.

Exigir conocer mejor los esfuerzos de las aerolíneas en el campo de la ecología y tenerlos en cuenta como un factor más además del precio del billete o los horarios premiará a aquellas que más se esfuercen y urgirá al resto a ponerse a su altura o incluso subir el listón medioambiental del sector.